Cafe al aire

Una vez más, café negro, solo y amargo. Esta vez en Full City Coffee House, un localcito de Palermo muy pintoresco. En teoría, coffee roasters y especialistas en café. La carta tenía casi dos páginas de opciones servido: desde espresso hasta prensa, filtro, turco, etc.  En mi caso, elegí la prensa francesa. ¿Sinceramente? De nuevo otra desilusión. A ver, no en cuanto a la calidad del café, que de verdad era muy aromático y sabroso. Pero la prensa mal preparada te destruye las expectativas. Estaba bastante lavado y llegó casi frío 👎🏼. La prensa francesa tiene muchas peculiaridades y el preparado del café en ella debe ser muy meticuloso y medido. En primer lugar, se deben utilizar 10 gramo de café por cada 100 milímetros de agua. En segundo lugar.  se utiliza el molido más grueso posible, ya que el café estará en contacto directo con el agua y, por otro lado porque así se absorben mejor sus cualidades. En tercer lugar, el agua tiene que ser filtrada a una temperatura previa al

Argentina y su lamentable café Café espresso, negro y amargo. En esta oportunidad, lo tomé luego de cenar en Tea Connection, un restaurante naturista y suficientemente bueno. La especialidad de la casa es el té, por lo cual no es una cafetería per sé. Sin embargo, en mi caso nunca puede faltar el cafecito después de la comida, así que me la jugué. En sí, es un café, ni más ni menos. Lamentablemente, en ese era Cabrales. Si hablamos del primer distribuidor de granos de café de Argentina, nos referimos a Cabrales. Si bien Tea Connection actualmente cambió su distribuidor, esta foto es de cuando aún preparaban sus bebidas con la marca nacional. ¿Honestamente? Lo detesto. Si vamos al caso, el café de Argentina no es nada bueno. No somos especialistas en esto, y claramente no lo hacemos muy bien. El mejor café se encuentra en zonas que difieren mucho de la nuestra y Cabrales  no es nada especial ni que merezca orgullo nacional.   Ahora bien, el lugar sirve buenos platos y ya

Magnolia, un café aromático. Desconozco la marca del café, a veces es mejor probar a ciegas y no juzgar por los proveedores, sino por los baristas. En este caso, estaba muy bien elaborado, no lo quemaron y relucía el sabor exquisito a grano tostado. Si bien no es una cafetería por excelencia, funciona perfectamente para disfrutar de una desayuno o merienda. Si analizamos el precio, es muy razonable. Se mantiene equiparado al valor estipulado por la mayoría de las cafeterías estándar de la ciudad y si tenemos en cuenta que tienen promociones que incluyen una torta y el café, concluimos que es un precio aún más accesible. Para aquel estudiante que disfrute de realizar sus tareas fuera de su casa para cambiar de ambiente, aquí encontrará un entorno muy tranquilo y monetariamente accesible para hacerlo. En el menú, el té tiene un protagonismo mayor que el café, la lista ocupa casi una página y media, y la de café solo media carilla. Dudosa de su procedencia, la taza que me sirvieron me

Cafe Nespresso, solo y amargo (obvio). Si bien es un lugar para disfrutar si o si de cositas dulces (y/o saladas), hay que destacar que tienen un buen café para acompañar lo que elijas. Incluso tienen bastantes variedades de café con leche, saborizados, endulzados y con crema. Simple, conciso y al pie. Buen café, no se destaca por algún sabor particular pero resalta la frescura y el sabor, baja acidez y buen cuerpo. Personalmente siempre elijo tomarlo solo, pero si prefieren con leche hay múltiples opciones para elegir como cappuccino, vainilla latte, mocha, entre otros. Debería recomendarles qué tipo de café elegir, pero al no ser una cafetería que cuente con diversidad de roasts o blend propio, me atrevo a recomendarles la mejor torta del lugar: Red Velvet. Si prefieren otra cosa, la Panera Rosa cuenta con una selección larguísima de crèpes y waffles, tanto dulces como salados, no dejen de probarlos. La ambientación no pasa desapercibida, ya sea para disfrutar de una co